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sábado, 16 de septiembre de 2017

viernes, 19 de diciembre de 2014

ACDC - Blow up your video (1988 – Atlantic)



Tenía otro vinilo preparado para despedir el año, pero a la vista de que por séptima vez voy a gozar en directo de ACDC he decididoo in extremis cambiarlo.

Ayer estuve leyendo parte de lo publicado de los conciertos de los australianos en España. Si en algo estoy absolutamente de acuerdo con lo leído son el excesivo precio de las entradas, el impresentable funcionamiento de venta (no el sistema), sobre la segunda cita madrileña sacada de la manga por arte de birlibirloque (ja), que ya no son unos chavales (yo tampoco) y que se echará mucho de menos a Malcom.




El resto, son opiniones que algunas comparto y otras no pero entran dentro de razones personales que no voy a entrar a valorar. Allá cada cual con los motivos que les mueven para asistir o no a este concierto. Los míos son, a pesar del gran esfuerzo económico, mi devoción por la mejor banda de rock de todos los tiempos, por el espectáculo sonoro y visual que siempre brindan, por el pre y post concierto, porque lo viviré en familia y por la ilusión de verlos una vez más, tal vez la última.

Con seguridad ningún tema de “Blow up your video” sonará en la nueva gira. No es un trabajo, a pesar de una producción y sonido perfectos, que incluiríamos entre los ¿cinco? mejores de la banda, pero me encanta, tiene todo lo que nos gusta de estos tipos, que estaban por aquella época en plena forma, y encima contiene uno de los temas que más me gusta de Angus y compañía: “Heatseeker”.

Que l@s bruj@s de vuestros sueños os sean propicias el año que viene y que os traigan mucho rock and roll, con un buen repique de campanas, por supuesto.




Side one:
1. Heatseeker
2. That's the way I wanna Rock 'n' Roll
3. Meanstreak
4. Go zone
5. Kissin' dynamite

Side two:
6. Nick of time
7. Some sin for nuthin
8. Ruff Stuff
9. Two's up
10. This means war








viernes, 18 de mayo de 2012

Rosendo – Teatro Arteria Coliseum - 17/05/12 - Madrid

Rosendo

Ambiente rockero en los aledaños del Teatro Arteria Coliseum en la Gran Vía madrileña. Mucha camiseta negra de Rosendo y mucha también, cómo no, de Leño. Sentimientos encontrados.

Mezcla de generaciones en el patio, anfiteatro y platea, que estaban a tope. Incondicionales de toda la vida y bastante gente joven.

Con puntualidad “carabanchelera”, a las 21,00 horas sonaban los primeros acordes de “De nada más”. El escenario totalmente limpio, sin atrezzo, con las luces y el equipo de sonido necesario. Sobre él saltaron, mirando al escenario, a la derecha Mariano, el batería; Rafa con su bajo a la izquierda y el gran Rosendo, en el centro, con su inseparable guitarra. Una formación clásica de rock ¿Para qué más?

Tras el habitual saludo “Buenas noches Madrid”, fueron sonando los temas con la peña un poco espectante, emocionada por el momento, sentaditos en nuestras butacas cantando y aplaudiendo el buen hacer de Rosendo. Con “Del pulmón” hicimos el primer amago de ponernos de pie y acercarnos al escenario, cosa que se produjo unos minutos después cuando apareció Rodrigo, el “nene” de Rosendo, cómo él lo denominó, para cantar “El alma se colma” (creo, que alguien me corrija si no es así - Corregido por parte de una visitante. Gracias).

Rosendo y su chaval Rodrigo compartiendo escenario

A partir de aquí la cosa fue a más, como el sonido que empezó flojo. “Salud y buenos alimentos” y “Puedo ser más eficaz” desató al patio, nunca mejor dicho. Coser y cantar.

Rosendo sigue en forma. Tras dedicar el tema de Leño “Entre las cejas”: "una canción de hace un puñao de años que dedico a los mayores y a los demás", fueron sonando todos sus  himnos: “Flojos de pantalón”, “Locos por incordiar”, etc., hasta “Agradecidos” que, en principio, despedía el concierto.

Tras los clásico reclamos “Rosendo, Rosendo” y “oe, oe, oe, oe, oe”, llegó otro guiño al personal: “La Fina”, esa que “no es fina, si no estrecha”, y tras ella "Y dale", “No hay razón”....

Pero faltaba la apoteosis. Con los primeros acordes de “Maneras de vivir”, por arte de magia aparecia en el escenario el maestro Miguel Ríos para sorpresa de Rosendo, que dijo “no saber nada” y, tras una veintena de canciones y dos horas de concierto, marcarse entre ambos la mejor versión de este tema que uno pueda soñar.

Concluyendo, un gran concierto marcado por la personalidad y la profesionalidad del mejor músico de este país, un gran guitarrista (cuestión que pasa desapercibida), mi artista preferido, el que no tiene rival: Rosendo Mercado.

P.D.: Todo ello con cervecitas incluidas, que conste, ya que se vendía y se podía consumir dentro del Teatro.

Miguel Ríos y Rosendo